Wednesday, June 09, 2010

Svetlana

Las negociaciones por la paz mundial habían fracasado una vez más, tras las arduas noches de espera por parte de los habitantes del pequeño pueblo de Aprilovo, situado en las afueras de la capital de Bulgaria. El fín estaba cerca, algunos acostumbrados a la idea, hacían planes para mirar el hongo gigante cubriendo al mundo por la ventana, mientras otros, se desesperaban en salvar su pellejo. Mientras que algunos como Svetlana, una mujer de unos veintitantos, con rasgos algo maltratados, rubia pero con un porte que solo la gente que vive en Aprilovo puede tener, trataban de comprender por qué estaba pasando todo esto, la cuestión filosófica de la autodestrucción giraba en torno a su cabeza, mientras las frías noches de desvelo y espera hacían lo suyo.
A la mañana siguiente despertó con el televisor prendido y le llamó la atención una publicidad de un reality show sobre el fin del mundo. –“Hasta en los momentos más críticos el sistema tiende a tratar de distraernos” - . Pensó entre dientes. Joseph se levantó de la cama con una expresión que solo Svetlana podía entender, él era un hombre de unos treinta y pico de años, con el pelo rizado, barba un poco bolchevique y una cruz tatuada en el pecho. –“El hombre hasta en los momentos más críticos tiende a negar lo evidente ante los ojos de cualquiera”- replicó él.
La mañana pasó y entre charlas sobre la teatralización de absolutamente todos los comportamientos del ser humano, Svetlana se dio cuenta que era el cumpleaños de Joseph y en vez de salir a comprar un regalo, decidió no hacerlo. En vez de eso fue al cobertizo, desenfundó una de sus viejas guitarras y la limpió, recordó cada momento vivido con esa guitarra, las canciones que había tocado en sus épocas de quinceañera, los novios que había tenido y cada canción que iba recordando su mente, era una puñalada más en el corazón. Por última vez tocó una canción de los Beatles, una lágrima se escurrió por su rostro, un último recuerdo y un adios. Un amor mezclado con un poco de odio hacia la raza humana recorrió una última vez todo su cuerpo, Joseph, había subido al cobertizo a abrazarla cuando todo se iluminó de repente, un zumbido ensordecedor y los labios de ambos fundiéndose en una explosión que acabó con la vida humana en la tierra fue lo último más puro que se pudo ver.
Mientras, en otro lugar del mundo, unas cucarachas pensaban cómo hacer sus hogares de entre las ruinas.

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